RÍO CUARTO (Por Bruno Farano, enviado especial de LG Deportiva).- Caras largas, gestos adustos. En la puerta del vestuario visitante la temperatura estaba al máximo. En un rincón, Pablo De Muner y sus ayudantes Jorge Ribolzi y Nicolás Gianni masticaban bronca. En otro sector, dirigentes y allegados casi ni se dirigían la palabra. Y cuando se abrió la puerta del camarín, el silencio era sepulcral. En el seno del plantel, aunque nadie quiera admitirlo de manera pública, la sensación es que San Martín ayer dejó pasar el último tren.
Cada vez quedan menos puntos en juego y la distancia con la cima no se achica por nada del mundo.
La retirada en fila india, con las miradas clavadas en el suelo durante el trayecto entre el vestuario y el ómnibus fue una señal.
No había ganas de nada porque el 0-0 no era lo que San Martín había venido a buscar. Necesitaba ganar para marcar el territorio y no lo consiguió de manera inexplicable, sobre todo porque el propio entrenador había asegurado que el juego se dio tal cual lo habían planificado.
Ignacio Arce fue uno de los pocos que le puso el pecho a las balas. “Quizás puedo decir algo que moleste, pero creo que nos faltó un poco de actitud, ir a buscar el partido sabiendo que peleamos cosas importantes. Tenemos que mejorar la personalidad”, sentenció.